sábado, 16 de agosto de 2008

Selección de Poemas. Libro inédito:La Noche del Búho

ESTE CUERPO ROEDOR NOTURNO
IV
En la nocturna encrucijada soy un desterrado de la luz
mientras vivo en el terriorio del espanto
vigilo mi tregua con la muerte:
Cuerpo de mujer como ebria botella
de quemante aguardiente
Trampa
huerfano roedor nocturno.
Prófugo cuerpo en solitarios músculos.
Se salvará solo aquel acostumbrado a las tinieblas.
Porque para El será la Luz mas intensa
al otro lado del Espanto.
Hay un eco de perros ladrando en calles y azoteas
busco tu cuerpo
me levanto
pienso
camino
en los metros cuadrados de la soledad
niro los filudos cuchillos sin cebollas.
Llevo este andar mortal en mis tristes zapatos
hasta el último episodio
de una película en blanco y negro.
No sé nada de Ti:
Triste y solitario final al fondo del olvido.
Dónde escondiste tu oscuro sostén
del anochecer.
Aquel
con olor a semen ebrio,última mortaja.
EL AMOR ES UN VIEJO SONÁMBULO

V

Otra vez este cuerpo adherido a su mortaja y
el corazón tiene ritmo de espera
como una vieja campana
de hierros soterrados en óxidos
que el tiempo impregnó
en los oídos presurosos de los días difuntos.

Fue acaso porque nunca tuvimos
una cama con olor a comunión
y a cuerpos repetidos
cuando terminada la primera batalla
dijiste me voy te dejo quédate déjame marchar
hasta para más nunca el retorno.
Ah, mi noble y amada zozobra.

Sonámbulo recuerdo tu mueca
como una vasija enterrada
desde allí el útero galopa
en tus viejas neuronas
y recojo los pedazos de las redes
sin carnada para atrapar de ti
sólo tu cuerpo.

Tu voz fue una obediente tortura
al final del viaje
cuando todos los ríos
venían hacia mi Muerte
por los estrechos cementerios del Nada-Existe.

Mientras el amor es un viejo sonámbulo
o una lejana estrella
en el grito de un niño abandonado
en el patio para el alimento voraz de las moscas
y el hambre callejero de los perros vagabundos.
Esa es la ciudad.

Por allí pasa la Vida.
¿Qué le vamos a hacer?






PORFIANDO LA LUNA
VIII

Reconozco a esta altura de la vida
que sobreviví a todos los velorios
y celebré la misa crepuscular de los adioses.

Festejo el amor callejero
de los que no tienen cobertor
en medio de la luna
armados
en su putísima voluntad carnal
sin importarles un pájaro
el mundo de la luz
ni el santo oficio
ni el dios sin beneficio
si ya le dijimos adiós
al ladrón de nuestras orfandades.

Sólo nos queda mirar el amor de los infieles
o envidiar el porfiado arrebato de sus gritos.

Así voy por los días
dándole la contra a la luna.

Mirando el sol de espaldas
y amarrándome el corazón
por la urgencia de tus besos.

La vida transcurre
hurgando las sílabas rotas
del súbito amor
en el oleaje violento de la sangre
como atadura de espanto mortal


Duermen tus ojos negros
en la profunda mirada
de mi sueños.

Este corazón es un viejo ómnibus
sin destino
mientras la Noche
amontona su pobreza de escombros
en la porción horizontal
del olvido perseguido
hasta donde las palabras
murieron para siempre
en la conspiración de los pliegues
de sábanas y llantos.






SOLO PARA MI FOGATA NOCTURNA
IX

En esta noche nada nos espanta
ni tu ausencia de pájaro triste
ni el asombro con olor a cuerpos
repartidos o la devoración
de los perfumes ajenos.

Sólo para mí esta fogata nocturna
con resplandor de fuego terrestre
en el extremo de todas las agonías
ni tus viejas ilusiones de un viaje de bodas
que alguna vez soñamos a la sombra de
los árboles de la ciudad que matamos
con nuestros olvidos.

Nada importa
Ya nada
Todo en la nada
.
Solo parto hacia la luz.

Todo es más real en la nostalgia
en el punto final de los tormentos
porque a esta hora
duele la locura de los vientos
en los puertos
y en los muelles abandonados
por los pañuelos
del adiós y el Hasta –Nunca.

Han llegado los cocheros de la muerte
a esta sofocante
y amada soledad de la embriaguez
de no tenerte.

A todas las horas somos pájaros
huyendo de la dentellada luminosa de la Muerte.

Conozco tu agria fragancia
después de recorrer las habitaciones
por el tráfico profundo de los túneles
en sus bóvedas negras
mientras bailas en la órbita mortal
cuyos ecos repite tu risa
que no es rocío
como antes
sino seductora navaja
para herirme de muerte
otra vez.
Ha publicado Alejandra entre los huertos y de la noche al día. La tortuga ecuestre publicó una antología en 1989. Tiene una vasta producción inédita en la que se cuenta los poemarios: Canción de amor a mis viejas agendas, Rastros y rostros, Las canciones de los amores fugaces, Las nostalgias de los años. Estos poemas pertenecen a La Noche del Búho, de pronta edición.

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