MADRE
Doña Carmen María
lejana viejecita mía…
no te vayas a mojar los pies en este invierno.
Ahora ya no goteará la vieja batea
la bendita lavaza de los sábados
no vendrá en su poncho verde el frío de los viernes
ni golpeará el sol a buscarnos el domingo
mientras el viejo algarrobo de mi infancia
deja caer sus hojas amarillas en el patio.
Carmen Valdiviezo Ríos
Carmelina del Carmen
jugoso limón de mis alegrías y nostalgias
ponte tus viejos zapatos y cruza el corral entre los patos
para coger media docena de huevos
allá en el fondo de la casa.
Piensas toda la noche en el almuerzo de mañana.
Mi padre llegará como álamo flaco
echando raíces
con los bolsillos repletos de hambre.
Te envío para tus sueños
mis viejas canciones como plegarias
en tus recuerdos
Perdonarás
sin embargo
Carmelina del Carmen
mi ausencia desde el Valle del Mantaro
aunque mi sopa no se mueva
y mi exacto lugar en la mesa familiar
esté solitario y de sombras ausentes se vista.
La lluvia seguirá estos meses
el alegre algarrobo en el corral
el sol estará dorando las tejas
y yo de golpe brincaré
el zaguán de cuatro puertas
asustándote mi bigote rojo
mis viejos zapatos
mi corbata amarilla
mis medias blancas.
POEMA DEL OBLIGADO
Cuando niño llegué con mi padre al mar
Escuché leyendas antiguas de las olas
Que contaban los caracoles.
Bajé con la lluvia
Y me fui con el viento.
Corrí por las calles
Sudando ciudades
Hasta la yerba enloquecida del sol.
Ahora vivo en las montañas
Hablando con las estrellas.
NADA
Atropellada
Dicen
Y ya no la vi más
Socorro Rosales
Desapareció.
De improviso
Y no hicimos nada
Nada
Nada.
Y ya no la vi más
Nunca más.
Quise tenerla tendida otra vez
Contestaron
Se murió
Sí señor
Hace un mes
Si señor.
La tristeza hizo un hoyo en el alma
Y las lágrimas cayeron
Hasta el fondo del dolor.
POEMA DE AMOR
Cómo
Revientas así
Con que facilidad
Aquí me puedo
Morder el dedo gordo
De mis rabias
Feminidad muy femenina la tuya
Es para engordar de amor
Es como dejarse bigotes
Como galopar en burro
Como lloverse
Como desde arriba verse en bote
Navegando por el Amazonas
O navegar sin fin en un barco de plata
Y apuntar con un cañón de pirata
De un siglo olvidado.
Como ofrecer una noche de hotel
A una mujer solitaria en la calle
Jesús María qué dolor
Ni los zapatos calzan
No puedo verte
Si ya no estás
Huiste para siempre
Te has ido
Adiós.
PUENTE
Aurora
Qué puente cruzas
Ahora
En que laguna
Te mojas tu cabello negro
Como río de selva
Esa cabellera
Como el Amazonas
Que ya nunca más
Verá tu claro calzón
De mediodía.
LA FUFANDA DE LA LUNA
En esta noche
La luna tiene unos cuernos rojos
Las sirenas de los mares lejanos
Atrapan a los intrépidos navegantes
Entre sus cabelleras de cristal y coral.
Las ventanas abren sus hojas de cristal
Y miro tu rostro en mil pedazos.
Los pobres habitantes de la ciudad
En sus graves cegueras beben
Las sustancias más amargas.
La luna sigue su camino
Hacia los menguantes del olvido
Negro es el negro de la noche
sin tus ojos
y esta embriaguez del alma
arranca las húmedas flores
que mueren en tus manos.
Luna
Luna
La rosa es mas rosa en esta noche
Y el fuego de los infiernos
Es más luminoso que tus lamentos
Por eso la luz ha muerto para siempre.
ESPEJO
Palpitas toda la noche
Como pesada catedral.
Corres en mis sueños
Con tu vestido azul.
Continúas todos los días
Amarrándome el alma.
Debes estar caminándome
En alguna neurona.
Hazte viento…
Gruta negra
Campana musical
Vuélvete mujer.
Estos poemas son una breve antología y pertenecen al poemario inédito La Nostalgia de los Años escrito entre 1973-1975. Huancayo-Lima. La Noche del Búho está próximo a publicarse. Ha decidido romper su silencio de años y esperamos que cumpla su palabra.
sábado, 16 de agosto de 2008
Selección de Poemas. Libro inédito:La Noche del Búho
ESTE CUERPO ROEDOR NOTURNO
IV
En la nocturna encrucijada soy un desterrado de la luz
mientras vivo en el terriorio del espanto
vigilo mi tregua con la muerte:
Cuerpo de mujer como ebria botella
de quemante aguardiente
Trampa
huerfano roedor nocturno.
Prófugo cuerpo en solitarios músculos.
Se salvará solo aquel acostumbrado a las tinieblas.
Porque para El será la Luz mas intensa
al otro lado del Espanto.
Hay un eco de perros ladrando en calles y azoteas
busco tu cuerpo
me levanto
pienso
camino
en los metros cuadrados de la soledad
niro los filudos cuchillos sin cebollas.
Llevo este andar mortal en mis tristes zapatos
hasta el último episodio
de una película en blanco y negro.
No sé nada de Ti:
Triste y solitario final al fondo del olvido.
Dónde escondiste tu oscuro sostén
del anochecer.
Aquel
con olor a semen ebrio,última mortaja.
EL AMOR ES UN VIEJO SONÁMBULO
V
Otra vez este cuerpo adherido a su mortaja y
el corazón tiene ritmo de espera
como una vieja campana
de hierros soterrados en óxidos
que el tiempo impregnó
en los oídos presurosos de los días difuntos.
Fue acaso porque nunca tuvimos
una cama con olor a comunión
y a cuerpos repetidos
cuando terminada la primera batalla
dijiste me voy te dejo quédate déjame marchar
hasta para más nunca el retorno.
Ah, mi noble y amada zozobra.
Sonámbulo recuerdo tu mueca
como una vasija enterrada
desde allí el útero galopa
en tus viejas neuronas
y recojo los pedazos de las redes
sin carnada para atrapar de ti
sólo tu cuerpo.
Tu voz fue una obediente tortura
al final del viaje
cuando todos los ríos
venían hacia mi Muerte
por los estrechos cementerios del Nada-Existe.
Mientras el amor es un viejo sonámbulo
o una lejana estrella
en el grito de un niño abandonado
en el patio para el alimento voraz de las moscas
y el hambre callejero de los perros vagabundos.
Esa es la ciudad.
Por allí pasa la Vida.
¿Qué le vamos a hacer?
PORFIANDO LA LUNA
VIII
Reconozco a esta altura de la vida
que sobreviví a todos los velorios
y celebré la misa crepuscular de los adioses.
Festejo el amor callejero
de los que no tienen cobertor
en medio de la luna
armados
en su putísima voluntad carnal
sin importarles un pájaro
el mundo de la luz
ni el santo oficio
ni el dios sin beneficio
si ya le dijimos adiós
al ladrón de nuestras orfandades.
Sólo nos queda mirar el amor de los infieles
o envidiar el porfiado arrebato de sus gritos.
Así voy por los días
dándole la contra a la luna.
Mirando el sol de espaldas
y amarrándome el corazón
por la urgencia de tus besos.
La vida transcurre
hurgando las sílabas rotas
del súbito amor
en el oleaje violento de la sangre
como atadura de espanto mortal
Duermen tus ojos negros
en la profunda mirada
de mi sueños.
Este corazón es un viejo ómnibus
sin destino
mientras la Noche
amontona su pobreza de escombros
en la porción horizontal
del olvido perseguido
hasta donde las palabras
murieron para siempre
en la conspiración de los pliegues
de sábanas y llantos.
SOLO PARA MI FOGATA NOCTURNA
IX
En esta noche nada nos espanta
ni tu ausencia de pájaro triste
ni el asombro con olor a cuerpos
repartidos o la devoración
de los perfumes ajenos.
Sólo para mí esta fogata nocturna
con resplandor de fuego terrestre
en el extremo de todas las agonías
ni tus viejas ilusiones de un viaje de bodas
que alguna vez soñamos a la sombra de
los árboles de la ciudad que matamos
con nuestros olvidos.
Nada importa
Ya nada
Todo en la nada
.
Solo parto hacia la luz.
Todo es más real en la nostalgia
en el punto final de los tormentos
porque a esta hora
duele la locura de los vientos
en los puertos
y en los muelles abandonados
por los pañuelos
del adiós y el Hasta –Nunca.
Han llegado los cocheros de la muerte
a esta sofocante
y amada soledad de la embriaguez
de no tenerte.
A todas las horas somos pájaros
huyendo de la dentellada luminosa de la Muerte.
Conozco tu agria fragancia
después de recorrer las habitaciones
por el tráfico profundo de los túneles
en sus bóvedas negras
mientras bailas en la órbita mortal
cuyos ecos repite tu risa
que no es rocío
como antes
sino seductora navaja
para herirme de muerte
otra vez.
V
Otra vez este cuerpo adherido a su mortaja y
el corazón tiene ritmo de espera
como una vieja campana
de hierros soterrados en óxidos
que el tiempo impregnó
en los oídos presurosos de los días difuntos.
Fue acaso porque nunca tuvimos
una cama con olor a comunión
y a cuerpos repetidos
cuando terminada la primera batalla
dijiste me voy te dejo quédate déjame marchar
hasta para más nunca el retorno.
Ah, mi noble y amada zozobra.
Sonámbulo recuerdo tu mueca
como una vasija enterrada
desde allí el útero galopa
en tus viejas neuronas
y recojo los pedazos de las redes
sin carnada para atrapar de ti
sólo tu cuerpo.
Tu voz fue una obediente tortura
al final del viaje
cuando todos los ríos
venían hacia mi Muerte
por los estrechos cementerios del Nada-Existe.
Mientras el amor es un viejo sonámbulo
o una lejana estrella
en el grito de un niño abandonado
en el patio para el alimento voraz de las moscas
y el hambre callejero de los perros vagabundos.
Esa es la ciudad.
Por allí pasa la Vida.
¿Qué le vamos a hacer?
PORFIANDO LA LUNA
VIII
Reconozco a esta altura de la vida
que sobreviví a todos los velorios
y celebré la misa crepuscular de los adioses.
Festejo el amor callejero
de los que no tienen cobertor
en medio de la luna
armados
en su putísima voluntad carnal
sin importarles un pájaro
el mundo de la luz
ni el santo oficio
ni el dios sin beneficio
si ya le dijimos adiós
al ladrón de nuestras orfandades.
Sólo nos queda mirar el amor de los infieles
o envidiar el porfiado arrebato de sus gritos.
Así voy por los días
dándole la contra a la luna.
Mirando el sol de espaldas
y amarrándome el corazón
por la urgencia de tus besos.
La vida transcurre
hurgando las sílabas rotas
del súbito amor
en el oleaje violento de la sangre
como atadura de espanto mortal
Duermen tus ojos negros
en la profunda mirada
de mi sueños.
Este corazón es un viejo ómnibus
sin destino
mientras la Noche
amontona su pobreza de escombros
en la porción horizontal
del olvido perseguido
hasta donde las palabras
murieron para siempre
en la conspiración de los pliegues
de sábanas y llantos.
SOLO PARA MI FOGATA NOCTURNA
IX
En esta noche nada nos espanta
ni tu ausencia de pájaro triste
ni el asombro con olor a cuerpos
repartidos o la devoración
de los perfumes ajenos.
Sólo para mí esta fogata nocturna
con resplandor de fuego terrestre
en el extremo de todas las agonías
ni tus viejas ilusiones de un viaje de bodas
que alguna vez soñamos a la sombra de
los árboles de la ciudad que matamos
con nuestros olvidos.
Nada importa
Ya nada
Todo en la nada
.
Solo parto hacia la luz.
Todo es más real en la nostalgia
en el punto final de los tormentos
porque a esta hora
duele la locura de los vientos
en los puertos
y en los muelles abandonados
por los pañuelos
del adiós y el Hasta –Nunca.
Han llegado los cocheros de la muerte
a esta sofocante
y amada soledad de la embriaguez
de no tenerte.
A todas las horas somos pájaros
huyendo de la dentellada luminosa de la Muerte.
Conozco tu agria fragancia
después de recorrer las habitaciones
por el tráfico profundo de los túneles
en sus bóvedas negras
mientras bailas en la órbita mortal
cuyos ecos repite tu risa
que no es rocío
como antes
sino seductora navaja
para herirme de muerte
otra vez.
Ha publicado Alejandra entre los huertos y de la noche al día. La tortuga ecuestre publicó una antología en 1989. Tiene una vasta producción inédita en la que se cuenta los poemarios: Canción de amor a mis viejas agendas, Rastros y rostros, Las canciones de los amores fugaces, Las nostalgias de los años. Estos poemas pertenecen a La Noche del Búho, de pronta edición.
jueves, 3 de mayo de 2007
de la noche aldía - poemas
de la noche aldía
poemas
autor: Hernán Flores V.
Ediciones Exordio, Lima, Verano, 1988.
Caratúla: Dibujo "El quijote"Hernán Flores Barjanova
Contratapa: "Mujer que sueña" María F. Gadea C.
Es sangre, no granizo, lo que azota mis sienes.
Son dos años de sangre: son dos inundaciones.
Sangre de acción solar, devoradora vienes,
hasta dejar sin andie y ahogados los balcones.
Miguel Hernández (España)
I
Para olvidarme de ti
irremediablemente
orillé mi canto
ausenté la oreja bienamada
la lengua del labio
poderío renombrado.
II
Insólita bruma
capullo en flor
que dejé morir
en tus manos ciegas
oleaje de sangre
madero de aventura
y palabra final.
III
El viento en los caminos
busca la dirección
del viento ruiseñor
que avanza
el espiral
la vidas temporales
el eco de tus besos
en mis espacios azules
los secretos vespeartinos
la melancolía añeja
de mis lágrimas
IV
La luz de junio
lejos de tu memoria
sombras
ceniza y brisa
bandera de los adioses
júbilo del olvido
fuga nocturna
en la fiesta de los besos
ya muertos
para nunca
para siempre.
V
Para olvidarme...
la tarde purpurina
manantial de murmullos
gajo de muerte
zarpazo de luz
bóveda oscura
donde habitas
sin amor.
VI
Olvidada
desterrada ahora
solitaria sin mandolina
ahora
tierra sin paisaje
río sin agua
ahora
volcán sin fuego.
VII
Si el olvido existe
nadatúeres
en el secreto peregrino
de los adioses.
VIII
Noche sin sueño
que no recuerda
lo soñado
- amor -
en las ardientes
puertas
de los días.
IX
El otoño
es un viejo cerezo
consumido por tu cuerpo
en donde habitan
tus olvidos
para siempre.
X
Vengo de Ti:
origen de mis angustias
en mis ojos
ángeles de Caronte
martillaron el crepúsculo.
XI
Oliendo
a tu vientre
alejé tu sexo
fragante
amapola
del náufrago.
XII
Salí
de la profundidad
abismal de tus gritos
retorno
al fuego errante
a la geografía solar
que trasnsfloran
tus ausencias.
XIII
La travesía en tu cuerpo
circular movimiento
golpea el corazón
relámpago de luz sonora
en el asombro
quemante neurona
espejo de todos los vértigos
certeza
serás polvo en el aire
y no lucero
ni estrella.
XIV
No estaré
en el espacio
que todo lo registra
hasta romper los tímpanos
intentarás la búsqueda
del universo inmortal
te llamarán mi trajes
te llamarán las noches
te llamará mi carne:
vigilante fantasma terrenal.
XV
Para olvidarme de ti
adulto
retorno a tu sal purísima
a las huídas del misterio
a defender mi soledad
hoguera interior
vestida pena
quemante brasa de tus senos.
poemas
autor: Hernán Flores V.
Ediciones Exordio, Lima, Verano, 1988.
Caratúla: Dibujo "El quijote"Hernán Flores Barjanova
Contratapa: "Mujer que sueña" María F. Gadea C.
Es sangre, no granizo, lo que azota mis sienes.
Son dos años de sangre: son dos inundaciones.
Sangre de acción solar, devoradora vienes,
hasta dejar sin andie y ahogados los balcones.
Miguel Hernández (España)
I
Para olvidarme de ti
irremediablemente
orillé mi canto
ausenté la oreja bienamada
la lengua del labio
poderío renombrado.
II
Insólita bruma
capullo en flor
que dejé morir
en tus manos ciegas
oleaje de sangre
madero de aventura
y palabra final.
III
El viento en los caminos
busca la dirección
del viento ruiseñor
que avanza
el espiral
la vidas temporales
el eco de tus besos
en mis espacios azules
los secretos vespeartinos
la melancolía añeja
de mis lágrimas
IV
La luz de junio
lejos de tu memoria
sombras
ceniza y brisa
bandera de los adioses
júbilo del olvido
fuga nocturna
en la fiesta de los besos
ya muertos
para nunca
para siempre.
V
Para olvidarme...
la tarde purpurina
manantial de murmullos
gajo de muerte
zarpazo de luz
bóveda oscura
donde habitas
sin amor.
VI
Olvidada
desterrada ahora
solitaria sin mandolina
ahora
tierra sin paisaje
río sin agua
ahora
volcán sin fuego.
VII
Si el olvido existe
nadatúeres
en el secreto peregrino
de los adioses.
VIII
Noche sin sueño
que no recuerda
lo soñado
- amor -
en las ardientes
puertas
de los días.
IX
El otoño
es un viejo cerezo
consumido por tu cuerpo
en donde habitan
tus olvidos
para siempre.
X
Vengo de Ti:
origen de mis angustias
en mis ojos
ángeles de Caronte
martillaron el crepúsculo.
XI
Oliendo
a tu vientre
alejé tu sexo
fragante
amapola
del náufrago.
XII
Salí
de la profundidad
abismal de tus gritos
retorno
al fuego errante
a la geografía solar
que trasnsfloran
tus ausencias.
XIII
La travesía en tu cuerpo
circular movimiento
golpea el corazón
relámpago de luz sonora
en el asombro
quemante neurona
espejo de todos los vértigos
certeza
serás polvo en el aire
y no lucero
ni estrella.
XIV
No estaré
en el espacio
que todo lo registra
hasta romper los tímpanos
intentarás la búsqueda
del universo inmortal
te llamarán mi trajes
te llamarán las noches
te llamará mi carne:
vigilante fantasma terrenal.
XV
Para olvidarme de ti
adulto
retorno a tu sal purísima
a las huídas del misterio
a defender mi soledad
hoguera interior
vestida pena
quemante brasa de tus senos.
lunes, 30 de abril de 2007
POEMARIO: ALEJANDRA ENTRE LOS HUERTOS
PROLOGO
ESCRIBE: CESAR LEVANO
La poesia peruana se ha cargado de intensidad dramática. La puebla ente todo un rumor urbanoque acarrea voces de amargura, ironía, sarcasmo. La martilla una pasión de lenguajeque a vceses se rebaja a exquisita retórica. El amor irrumpe en ella, aunque todavía suele ser tema de paso: de hotel.
En ese paisaje severo brota la poesía de Hernán Flores como uin puquio refrescante por tranquilidad de visión, limpidez expresiva y erotismo tierno. La suave modulación der sus palabras podría ser calificado de pastoril sino fuera proque debajo del cristal del dúo de amor murmuran otras voces, muchas voces.
Nos es grato comprobar en este joven poeta esa voluntad de escapr de ciertos manierismos generacionales, de construir y preservar un camino artístico distinto, y de lograr una sencillez que no equivalga a pobreza expresiva.
Hernán Flores es un joven revolucionario con mucha andanza peleadora y que pasó largas temporadas en Chile hasta que la barbarie fascista se instaló allí. Emociona saber que la rica experiencia no lo ha conducido a una poesía vociferantemente testimonial o epidérmicamente política. ¿ Cómo no sentirlo, no obstante, el resabio de dolor que hay un poema tan nupcial y gozoso como el XXIII?
La literatura peruana escrita en español no es particularmenete rica en poesía amorosa, Casi apagada ya la queja de Melgar, ¿ qué gran poema de amor ha dejado el locuaz Chocano? ¿ Dónde, sino en en muy pocos versos, está la lírica amatoria de César Vallejo?. Comátrese esto con la sola producción de Pablo Neruda y se tendrá una imagen de nuestra parquedad en la materia, así como la condición sombría que ha tenido entre nosotros el verso enamorado- como la vida misma - Lo mejor que allí podemos encontrar nos viene de ternura india o encendido verso antiguo español: Oquendo de Amat, Alejandro Romualdo, Mario Florián. Nos venía faltadndo la limpia sensualidad que se desborda en creadores de otras latitudes: Nicolás Guillén en Cuba, Paul Eluard o René Char en Francia.
Por eso mismo hay que registrar con atención y júbilo cómo las nuevas generaciones de poetas peruanos ingresan anchamente al poema de amor. Coin frecuencia, cierto es, el poeta joven confude la hermosura de lo veraz con el verismo pedestre. De entre esa gama mana ya la poesía amorosa nueva del Perú.
Varios signos indican que el tema será cada vez más frecuente - y más libre - porque entre nosotros el amor mismo se ve liberando de ataduras y tormentos acumulados en siglos de oscuridad e hipocresía.
En este corriente de amor nuevo en nuestra lírica se coloca el libro que ahora presentamos . He ahí una de las razones por la que saludamos este libro primigenio qu alza, en medio de las sombras de América, su canción de amor. No para acallar su combate, sino para darle voz.
César Lévano.
Octubre, 1977.
SOMOS
AVES
AL VIENTO
LA TEMPESTAD
EL MISMO RIO
EL CANTO REUNIDO
DE LOS HOMBRES
LAGO
CAMINO
Y SED
SOMOS
ALEJANDRA
I
Yo conocì tus ojos en la lluvia
Eramos parte del viento
y proclamamos
amor
la oceánica locura del mar
en la fiesta de países lejanos
Yo conocí tus ojos en la lluvia
cuando nos ordenaron
abandonar la exigencia de amarnos
y florecer los días venideros
Yo conocí tus ojos en la lluvia.
II
Hemos llegado
a la vieja ciudad
de los desesperados
y què ganas de cantar
en los parques
debajo de las bancas otoñales
o conversar
con las colegiales
que corren
fatigando su risa
entre libros
y canciones de amor
III
Estoy en los mercados
y las verduras
me recuerdan
la frescura de tus besos
anduvimos por estos rincones
entre las lechugas
el perejil
y los tomates
Estoy en los mercados
con el sabor del íntimo verano
IV
Cuando en los huertos
los grillos
cantan tu nombre
te multiplicas
paralela
a mi vida
en sus deseos
V
A qué hora duermes
Alejandra en este país
A qué hora
el río de nuestras bocas
se quedò sin territorio
y un lago de frío
crecó a nuestros pies
VI
Aprendí
a conocer
casas abandonadas
encendidas
por tu nombre
escrito
en las paredes
VII
Basta
el calor
de tus manos
para encender
el amanecer
en
todos
los huertos
del mundo
VIII
Todo se precisa
en el remanso de tu andar-canción
retratos
rios salvajes
maderas perdidas
tu cuerpo de ciruela
al persistente lluvia
Todo se precisa
de nuevo entre nosotros
los huertos en otoño
el paseo
por nuevas avenidas
la confidencia
a la hora del beso familiar
IX
Con mi corazón inflamado
en tus canciones
te amo
todos los días
dulcemente
continúas
en mi alma
elevándote
X
Amable pesadumbre
amiga mía
iangotable remanso de la vida
me capturas
con tu vestido azul
XI
Solo
tu nombre
melodía
de violines
en la puerta y los caminos
ahora
destruida
la ciudad
muerto el hermano
quemados
los conciertos
la espera del amor
y sus retornos
es tu nombre
rescatando los niños
desde el fuego
XII
Tu cuerpo
en el tiempo
como colibrí
vuela
revuela
y me atrapa
XIII
Hoy
te encuentro
relámpago
antes de la lluvia
y seguimos andando
sin protegernos
del viento
XIV
Nunca tuvimos
una noche
para los dos
pero mientras dormías
besé tu ritual intimidad
sobre
todos
los despojos
del amor
XV
Temprano
se va
la luz
en el adios
persiste
el último
fulgor-destello
detu sonrisa
XVI
Te acercas
a los ojos
de los que mueren
y rescatas
la vida
que nos dejan
en la última
mirada
XVII
Después de haber visto
envejecer
las ramas
Alejandra
cabalgamos
hasta los horizontes
y nuestra caravana
fue verso
en el alba
del grito
XVIII
Echaron al fuego
nuestro misterio
de nadar sujetos a este tiempo
y los pájaros
se burlaron de nosotros
cuando aferradas las manos
dijimos
Yo no quiero
perderme
sin tus ojos
XIX
Mariposa amazóniza
nos veremos
en el viento-naranja
canto-niño
mujer-universo
Hasta siempre
Te veré luego
con tu traje limón
cruzando un campo de manzanas
ENTRE LOS HUERTOS
( Este amor íntegro
Tan vivo todavía
Y pleno de sol
Es el tuyo
es el mío
Este que ha sido
Este algo siempre nuevo
Y que no ha cambiado
Tan verdadero como una planta
Tan tembloroso como un pájaro
Tan cálido tan vivo como el verano.
Jacques Prevert)
Mujer
es es el huerto
de todas
mi antiguas
palabras de amor
XX
Este es el huerto
donde
las palabras de amor
el olvido
las sábanas
la noche
derribaron
los muros
que guardaban
nuestra ternura.
Qué nos hicieron
Alejandra
nos dejaron
el vino sin dulzura
el amor
en escombros
en un minuto
tu risa
anduvo
por la otra mitad del mundo
XXI
Fumanos
nuestro tierno encuentro
en la cubierta
soledad de los huertos
Encontraremos
los grandes pies
de la noche
sentados
en la redondez del día
Sabrás que somos interminables
si
con estas manos
hacemos hermosa esta historia
XXII
Después de haber amado
las casas de la aldea
día a día
palmo a palmo
con la ternura que nos sobra
esta ciudad de los inviernos
alimenta
la frescura de sus huertos
XXIII
Celebraremos
pirísima
ceremonia
en la yerba
reverbera el tiempo
y en su rito
las voces
nos llaman
más allá
de la ceniza
y las angustias
que abandonamos
en todos los caminos
XXIV
Antes de la guerra
nuestra amabilísima
pasión
Un lenguaje de besos
vecino
alos idiomas del Planeta
El amor nuestro
íntima pestaña negra
cuando abrías tus grandes ojos
como la muerte
XXV
Se romperá la sangre
y esta tierra que habitamos
tendrá
viento matinal
en sus trigales
Después
tendremos por visita
un vuelo de alondras
bajo este mismo cielo
XXVI
Debajo
los muertos
las hojas
harina sin panadero
Todavía un puñado de tierra
con olor a jazmín
la pólvora asomándose
y la canción tuya
naciendo
de un río de canoas vacías
y tambores secos desde el alma
XXVII
Andando `
por el fuego
de viejos territorios
Descubrimos
el origen de nuestra sed
XXVIII
Cuando corrías por desiertos
y ciudades arrasadas
las espinas
te recordaron
renovar las ansias
y el corazón
a la salida del sol
XXIX
Color a tumba
a pueblo deshabitado
a manos sin memoria
Noche del oscuro firmamento
Grito inicial del amor
Sobre las calles
los cuadernos escondidos
XXX
Cuánto hace
que tu corazón
se marchó
Tierna fruta
que busco
para la hora familiar
Cuándo se marchó
tu corazón
XXXI
Tu
cuerpo
pais
de andariegos
habitantes
Contigo
poblaré
la vida
de gente
alegre
XXXII
Esta mañana
un sol
no acostumbrado
a nuestros ojos
entró
por la ventana grande
de nuestra dicha
con el tibio pan
y las frescas noticias
XXXIII
Arderá el sol
en su silla
vegetal
y toda
impaciencia
festejará
la llegada
de tu mirada
XXXIV
Vendrá el mar
con la canción
de tus huertos
y tendremos tiern hamaca
en la intimidad
Un acordeòn de olas
besará tu cuerpo
y arrullado el sueño
nos miraremos
diciendo adios
a la tristeza
XXXV
Ocultaremos
tu presencia
Si acaso
arrebatarla
quieren
los oscuros
enemigos
de
tu
canción.
ESCRIBE: CESAR LEVANO
La poesia peruana se ha cargado de intensidad dramática. La puebla ente todo un rumor urbanoque acarrea voces de amargura, ironía, sarcasmo. La martilla una pasión de lenguajeque a vceses se rebaja a exquisita retórica. El amor irrumpe en ella, aunque todavía suele ser tema de paso: de hotel.
En ese paisaje severo brota la poesía de Hernán Flores como uin puquio refrescante por tranquilidad de visión, limpidez expresiva y erotismo tierno. La suave modulación der sus palabras podría ser calificado de pastoril sino fuera proque debajo del cristal del dúo de amor murmuran otras voces, muchas voces.
Nos es grato comprobar en este joven poeta esa voluntad de escapr de ciertos manierismos generacionales, de construir y preservar un camino artístico distinto, y de lograr una sencillez que no equivalga a pobreza expresiva.
Hernán Flores es un joven revolucionario con mucha andanza peleadora y que pasó largas temporadas en Chile hasta que la barbarie fascista se instaló allí. Emociona saber que la rica experiencia no lo ha conducido a una poesía vociferantemente testimonial o epidérmicamente política. ¿ Cómo no sentirlo, no obstante, el resabio de dolor que hay un poema tan nupcial y gozoso como el XXIII?
La literatura peruana escrita en español no es particularmenete rica en poesía amorosa, Casi apagada ya la queja de Melgar, ¿ qué gran poema de amor ha dejado el locuaz Chocano? ¿ Dónde, sino en en muy pocos versos, está la lírica amatoria de César Vallejo?. Comátrese esto con la sola producción de Pablo Neruda y se tendrá una imagen de nuestra parquedad en la materia, así como la condición sombría que ha tenido entre nosotros el verso enamorado- como la vida misma - Lo mejor que allí podemos encontrar nos viene de ternura india o encendido verso antiguo español: Oquendo de Amat, Alejandro Romualdo, Mario Florián. Nos venía faltadndo la limpia sensualidad que se desborda en creadores de otras latitudes: Nicolás Guillén en Cuba, Paul Eluard o René Char en Francia.
Por eso mismo hay que registrar con atención y júbilo cómo las nuevas generaciones de poetas peruanos ingresan anchamente al poema de amor. Coin frecuencia, cierto es, el poeta joven confude la hermosura de lo veraz con el verismo pedestre. De entre esa gama mana ya la poesía amorosa nueva del Perú.
Varios signos indican que el tema será cada vez más frecuente - y más libre - porque entre nosotros el amor mismo se ve liberando de ataduras y tormentos acumulados en siglos de oscuridad e hipocresía.
En este corriente de amor nuevo en nuestra lírica se coloca el libro que ahora presentamos . He ahí una de las razones por la que saludamos este libro primigenio qu alza, en medio de las sombras de América, su canción de amor. No para acallar su combate, sino para darle voz.
César Lévano.
Octubre, 1977.
SOMOS
AVES
AL VIENTO
LA TEMPESTAD
EL MISMO RIO
EL CANTO REUNIDO
DE LOS HOMBRES
LAGO
CAMINO
Y SED
SOMOS
ALEJANDRA
I
Yo conocì tus ojos en la lluvia
Eramos parte del viento
y proclamamos
amor
la oceánica locura del mar
en la fiesta de países lejanos
Yo conocí tus ojos en la lluvia
cuando nos ordenaron
abandonar la exigencia de amarnos
y florecer los días venideros
Yo conocí tus ojos en la lluvia.
II
Hemos llegado
a la vieja ciudad
de los desesperados
y què ganas de cantar
en los parques
debajo de las bancas otoñales
o conversar
con las colegiales
que corren
fatigando su risa
entre libros
y canciones de amor
III
Estoy en los mercados
y las verduras
me recuerdan
la frescura de tus besos
anduvimos por estos rincones
entre las lechugas
el perejil
y los tomates
Estoy en los mercados
con el sabor del íntimo verano
IV
Cuando en los huertos
los grillos
cantan tu nombre
te multiplicas
paralela
a mi vida
en sus deseos
V
A qué hora duermes
Alejandra en este país
A qué hora
el río de nuestras bocas
se quedò sin territorio
y un lago de frío
crecó a nuestros pies
VI
Aprendí
a conocer
casas abandonadas
encendidas
por tu nombre
escrito
en las paredes
VII
Basta
el calor
de tus manos
para encender
el amanecer
en
todos
los huertos
del mundo
VIII
Todo se precisa
en el remanso de tu andar-canción
retratos
rios salvajes
maderas perdidas
tu cuerpo de ciruela
al persistente lluvia
Todo se precisa
de nuevo entre nosotros
los huertos en otoño
el paseo
por nuevas avenidas
la confidencia
a la hora del beso familiar
IX
Con mi corazón inflamado
en tus canciones
te amo
todos los días
dulcemente
continúas
en mi alma
elevándote
X
Amable pesadumbre
amiga mía
iangotable remanso de la vida
me capturas
con tu vestido azul
XI
Solo
tu nombre
melodía
de violines
en la puerta y los caminos
ahora
destruida
la ciudad
muerto el hermano
quemados
los conciertos
la espera del amor
y sus retornos
es tu nombre
rescatando los niños
desde el fuego
XII
Tu cuerpo
en el tiempo
como colibrí
vuela
revuela
y me atrapa
XIII
Hoy
te encuentro
relámpago
antes de la lluvia
y seguimos andando
sin protegernos
del viento
XIV
Nunca tuvimos
una noche
para los dos
pero mientras dormías
besé tu ritual intimidad
sobre
todos
los despojos
del amor
XV
Temprano
se va
la luz
en el adios
persiste
el último
fulgor-destello
detu sonrisa
XVI
Te acercas
a los ojos
de los que mueren
y rescatas
la vida
que nos dejan
en la última
mirada
XVII
Después de haber visto
envejecer
las ramas
Alejandra
cabalgamos
hasta los horizontes
y nuestra caravana
fue verso
en el alba
del grito
XVIII
Echaron al fuego
nuestro misterio
de nadar sujetos a este tiempo
y los pájaros
se burlaron de nosotros
cuando aferradas las manos
dijimos
Yo no quiero
perderme
sin tus ojos
XIX
Mariposa amazóniza
nos veremos
en el viento-naranja
canto-niño
mujer-universo
Hasta siempre
Te veré luego
con tu traje limón
cruzando un campo de manzanas
ENTRE LOS HUERTOS
( Este amor íntegro
Tan vivo todavía
Y pleno de sol
Es el tuyo
es el mío
Este que ha sido
Este algo siempre nuevo
Y que no ha cambiado
Tan verdadero como una planta
Tan tembloroso como un pájaro
Tan cálido tan vivo como el verano.
Jacques Prevert)
Mujer
es es el huerto
de todas
mi antiguas
palabras de amor
XX
Este es el huerto
donde
las palabras de amor
el olvido
las sábanas
la noche
derribaron
los muros
que guardaban
nuestra ternura.
Qué nos hicieron
Alejandra
nos dejaron
el vino sin dulzura
el amor
en escombros
en un minuto
tu risa
anduvo
por la otra mitad del mundo
XXI
Fumanos
nuestro tierno encuentro
en la cubierta
soledad de los huertos
Encontraremos
los grandes pies
de la noche
sentados
en la redondez del día
Sabrás que somos interminables
si
con estas manos
hacemos hermosa esta historia
XXII
Después de haber amado
las casas de la aldea
día a día
palmo a palmo
con la ternura que nos sobra
esta ciudad de los inviernos
alimenta
la frescura de sus huertos
XXIII
Celebraremos
pirísima
ceremonia
en la yerba
reverbera el tiempo
y en su rito
las voces
nos llaman
más allá
de la ceniza
y las angustias
que abandonamos
en todos los caminos
XXIV
Antes de la guerra
nuestra amabilísima
pasión
Un lenguaje de besos
vecino
alos idiomas del Planeta
El amor nuestro
íntima pestaña negra
cuando abrías tus grandes ojos
como la muerte
XXV
Se romperá la sangre
y esta tierra que habitamos
tendrá
viento matinal
en sus trigales
Después
tendremos por visita
un vuelo de alondras
bajo este mismo cielo
XXVI
Debajo
los muertos
las hojas
harina sin panadero
Todavía un puñado de tierra
con olor a jazmín
la pólvora asomándose
y la canción tuya
naciendo
de un río de canoas vacías
y tambores secos desde el alma
XXVII
Andando `
por el fuego
de viejos territorios
Descubrimos
el origen de nuestra sed
XXVIII
Cuando corrías por desiertos
y ciudades arrasadas
las espinas
te recordaron
renovar las ansias
y el corazón
a la salida del sol
XXIX
Color a tumba
a pueblo deshabitado
a manos sin memoria
Noche del oscuro firmamento
Grito inicial del amor
Sobre las calles
los cuadernos escondidos
XXX
Cuánto hace
que tu corazón
se marchó
Tierna fruta
que busco
para la hora familiar
Cuándo se marchó
tu corazón
XXXI
Tu
cuerpo
pais
de andariegos
habitantes
Contigo
poblaré
la vida
de gente
alegre
XXXII
Esta mañana
un sol
no acostumbrado
a nuestros ojos
entró
por la ventana grande
de nuestra dicha
con el tibio pan
y las frescas noticias
XXXIII
Arderá el sol
en su silla
vegetal
y toda
impaciencia
festejará
la llegada
de tu mirada
XXXIV
Vendrá el mar
con la canción
de tus huertos
y tendremos tiern hamaca
en la intimidad
Un acordeòn de olas
besará tu cuerpo
y arrullado el sueño
nos miraremos
diciendo adios
a la tristeza
XXXV
Ocultaremos
tu presencia
Si acaso
arrebatarla
quieren
los oscuros
enemigos
de
tu
canción.
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